A medida que se profundiza la crisis ecológica mundial, marcada por una aceleración de la pérdida de biodiversidad, el cambio climático y el colapso de los ecosistemas, se hace cada vez más evidente que la educación convencional en materia de gestión no sólo está desactualizada, sino que es insuficiente. Arraigados en valores antropocéntricos y en una lógica de crecimiento industrial ilimitado, los planes de estudio empresariales tradicionales a menudo tratan a la naturaleza como un recurso en lugar de como un socio para la prosperidad. En respuesta, abogamos por un cambio de paradigma: la integración de un aprendizaje eco-centrado de la gestión a través de una eco-pedagogía basada en las artes, como una respuesta radical y transformadora a los desafíos actuales en materia de conservación. No se trata simplemente de una revisión curricular, sino de una redefinición de lo que significa educar de manera responsable en el Antropoceno. Hace eco al espíritu del Objetivo de Desarrollo Sostenible 4, que aboga por sistemas educativos que capaciten a los estudiantes para abordar la sostenibilidad de manera holística.
Nuestro trabajo en la Escuela de Negocios de Newcastle de la Universidad de Northumbria critica los modelos neoliberales dominantes que sustentan la mayoría de los marcos de educación en gestión, incluidos los alineados con los Objetivos de Desarrollo Sostenible de las Naciones Unidas. Si bien estos marcos pretenden fomentar la responsabilidad ambiental, a menudo lo hacen dentro de una mentalidad de statu quo, al no confrontar completamente los límites ecológicos de los sistemas económicos. Esto resulta en narrativas de sostenibilidad superficiales, que ni cambian la conciencia ni alteran las prácticas. Debemos ir más allá del contenido performativo sobre sostenibilidad y cultivar entornos de aprendizaje que fomenten el pensamiento crítico, la empatía y la visión sistémica.
Para eso, proponemos un enfoque de alfabetización ecológica y basado en las artes, que coloca la ecología, y no la economía, en el centro del aprendizaje empresarial. Al presentar a los estudiantes la biodiversidad a través de la poesía, la narración, la expresión creativa y el pensamiento sistémico, les ayudamos a desarrollar no sólo una comprensión cognitiva sino también una conexión emocional con el mundo natural. Este cambio es esencial para inculcar los valores y la mentalidad necesarios para que los futuros líderes empresariales actúen en coherencia respecto a la resiliencia ecológica.
Este enfoque se alinea profundamente con el tema del Congreso de una Transición a economías y sociedades positivas para la naturaleza. En lugar de simplemente ajustar los sistemas económicos existentes, nuestro modelo pedagógico los reinventa, basando la práctica de gestión en los límites planetarios y la ética ecológica. También aborda la necesidad de Innovación disruptiva en materia de conservación, reconociendo que las herramientas educativas tradicionales ya no son suficientes frente al colapso sistémico. La eco-pedagogía abre un espacio para la creatividad, la empatía y el aprendizaje relacional, ingredientes clave para un futuro más regenerativo.
También abordamos la equidad, ya que la eco-alfabetización requiere perspectivas inclusivas y pluralistas que respeten los sistemas de conocimiento indígenas, los modelos no humanos y la justicia intergeneracional. Nuestro modelo educativo reconoce que la sostenibilidad no es sólo un desafío técnico, sino cultural y moral. La educación de calidad, tal como se concibe en el ODS 4, debe, por lo tanto, estar basada en la humildad cultural, la integridad ecológica y la capacidad de imaginar alternativas al statu quo. Pero también, debemos seguir cuestionando la idea misma de desarrollo sostenible (si significa sostener lo insostenible: el crecimiento económico y el desarrollo industrial).
A través de estudios de casos y prácticas en el aula, estamos comenzando a construir un nuevo tipo de plan de estudios en materia de negocios, uno que empodera a los estudiantes para que se conviertan en aliados de la conservación, tomadores de decisiones éticos y ciudadanos ecológicos. Estos futuros líderes no sólo administrarán empresas, sino que cocrearán ecosistemas de responsabilidad, donde los negocios se convertirán en una fuerza para la vida, y no en un motor de pérdida.
Aprovechando que el Congreso Mundial de la Naturaleza de la UICN 2025 está reuniendo a visionarios y actores del cambio de todo el mundo, invitamos a otros educadores, conservacionistas y líderes políticos a reflexionar: ¿Qué pasaría si el próximo gran avance en materia de conservación no saliera de un laboratorio o una sala de reuniones, sino de un aula donde la ecología y la imaginación se valoren por igual?
